jueves, 26 de enero de 2012

Relojes Suizos un invento de refugiados franceses y alemanes


Ginebra, 20 ene (EFE).- Suiza es el país de los relojes por excelencia, un tópico que se articuló hace casi 500 años y que, según revela una exposición del Museo Rath de Ginebra, no es solo mérito de los suizos, sino también de los refugiados franceses y alemanes que en el siglo XVI instruyeron a los ginebrinos en el saber hacer relojero.
La muestra "La Magia de los Artesanos, tesoros de oro y esmalte" rescata genuinos ejemplos del lujo y la precisión suizas, desde minúsculos relojes de bolsillo hasta otros monumentales, pasando por collares y broches, como uno de estilo Art Nouveau de oro, diamantes y perlas que en 1907 fabricó el español Lluis Mariera, quien se formó como esmaltista en Ginebra.
Según explicaron a Efe los organizadores de la exposición, fueron los refugiados protestantes -fundamentalmente ingleses, franceses y alemanes- quienes en el siglo XVI llegaron a Suiza "con mucho dinero y mucha preparación para fabricar relojes".
Desde que se establecieron los relojeros en Ginebra y hasta finales del siglo XVIII los relojes que se producían en esta ciudad poco se diferenciaban estilística y técnicamente de los que se confeccionaban en otras ciudades europeas.
Fue entonces cuando los relojeros ginebrinos crearon una marca propia, el "Fondant de Genève", un brillo especial que recubría las minúsculas reproducciones de cuadros que decoraban las cubiertas de los relojes y que dio a los relojes suizos la reputación que hoy conocemos.
Se trataba de piezas cuidadosamente ensambladas y acabadas, con piedras preciosas engarzadas y metales preciosos que convertían estos instrumentos en joyas "demasiado lujosas para que las pudiesen llevar los protestantes", por lo que la mayor parte de estas piezas se exportaban.
Algún tiempo después, hacia 1930, también en Ginebra el artesano Louis Cottier diseñó y fabricó el primer reloj mundial, un pequeño aparato que, a través de esferas concéntricas indicaba la hora en diferentes partes del mundo.
La comisaria de la exposición, Estelle Fallet, declaró a Efe que esta colección recupera el patrimonio bisutero y relojero de Ginebra "con una perspectiva internacional", ya que entre las más de mil piezas que componen la muestra se pueden encontrar desde un reloj húngaro de 1520 (la pieza más antigua que se exhibe) a un rarísimo reloj astronómico de mesa fabricado en Alemania en 1583.
En las vitrinas del museo también se pueden encontrar piezas de inestimable valor como "La jaula con los pájaros cantando", un minúsculo reloj de sobremesa de oro y diamantes fabricado en Ginebra en torno a 1814 y que por primera vez incorporó un pequeño mecanismo sonoro que imitaba el canto de los pajarillos para anunciar las horas.
La magia de los artesanos suizos se aprecia igualmente en la creación de pequeños sets de costura y manicura fabricados con metales y piedras preciosas y que en muchos casos incorporaban en su exterior pequeños relojes, lo que les daba un carácter muy particular.
Esta exposición también rescata el oficio del artesano relojero, una delicada tarea que requería cinco años de estudio y prácticas.
En ese tiempo los aprendices dominaban el oficio y fabricaban sus herramientas de trabajo para luego construir un reloj de bolsillo y otro de mesa, las dos "obras maestras" que los graduarían como auténticos "profesionales".


Referencia extraída de: terra.com.mx

1 comentarios :

Perséfone dijo...

Parece mentira que un objeto tan común -y diría que casi obsoleto en nuestro días- pueda encerrar tanta historia tras de si, ¿eh?

Muchas gracias por la información. Hay datos que desconocía por completo.

Un saludo.

 
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